Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en https://teganepjv551300.blogpostie.com/59738251/análisis-del-cabezazo-de-zidane-en-la-final-de-2006